Club de los Desgraciados

Esto es un intento de "Cuento Corto", así que debería ser leído como tal y no como una noticia dentro de una historieta o algo parecido...

Te escribo hoy para dar calma a mis penas -esa fue la primera oración que escribió Pierre en su diario-, "aunque ni siquiera sé como empezar". La guerra con Prusia acabó, y el prepotente de Bismarck y su marioneta imperial nos pretenden someter dentro de nuestras propias fronteras, ¡Dentro de nuestras líneas imaginarias con una deuda impagable y una insufrible humillación! ¡Que glorioso el imperio que nos ha traído este nuevo Napoleón!

Pero soy yo, esto trata de mi -escribe recordando su lugar en el mundo-, escribo esta estúpida vez porque, como siempre, no tengo a nadie con quien hablar. "Nacemos solos, morimos solos" era la frase que mejor me describía. Pero contigo al menos puedo escribir: "Querido diario...". Frase que en algunos fortalece el alma, pero que no es más que un símbolo de la soledad del hombre.

Era una noche fría de París cuando Pierre empezó a escribir. La comuna y la primavera recién acaba de comenzar.

Pues el asunto es este: ¿Cómo puedo dar orden a un mundo sumido en el caos sino puedo dar orden a mi propia vida?

Así será como empezaré: Desde el momento en que nací hasta esta última palabra que acabo de escribir, no sé si fue algo que ocurrió durante ese tiempo, pero de lo que he visto, de lo que vivido, de lo que he experimentado... No pertenezco a este mundo. Este mundo no tiene nada que ofrecerme, es por eso que lo detesto. Desprecio sus cantos y sus bailes, que no son más que un triste escape de su miserable realidad. Desprecio su orden y sus labores, que no son más que el resultado de la mentira y el poder... Pero no son las razones, lo que me motivan a escribirte. Las razones vinieron después. Yo solo llené de razones lo que motiva mi propia naturaleza. Tengo fascinación por todo aquello que aún mantiene su pureza: la risa del niño y la rosa que florece. ¡Pero oh que desprecio tan grande siento por todo aquello que solo porque ha formado parte de su experiencia, este estúpido mono evolucionado lo siente como cierto! Nada engaña más que la propia experiencia, y en un mundo construido en base de mentiras ¿Cómo sabrías lo que es cierto? Pero también está el otro lado, no tengo nada que ofrecerle al mundo, y por eso el mundo me detesta. ¡Al menos sabemos que el sentimiento es mutuo! Ni sus puestos de trabajo, ni sus grandes títulos, ni sus lujosas casas, me traen algún interés; lo que no existe no puede traerme ningún interés. El propósito del hombre no es ser feliz. La "felicidad" no es más que un eufemismo, solo se puede ser "menos desgraciado", pero nunca feliz. Yo creo que podríamos llamar a esto que vivimos el "Club de los Desgraciados", y sería la ironía más cierta que jamás hayas escuchado.
Pierre se ha caracterizado durante todo su vida por ser uno de aquellos hombres que son capaces de esconder sus lágrimas con una sonrisa. Irónicamente, es parte del poco éxito que ha obtenido hasta el momento.

Pero yo simplemente tenía que buscar más, siempre tengo que buscar más. ¿Cómo no buscaría más? Si es que simplemente no tengo nada. "¿Que le ofreces a alguien que no quiere nada?" Al menos así pensaba. Digamos que un pequeño pajarillo me dijo lo que significaba la justicia, y de la noche a la mañana, aquel quien no adora a nadie encontró un objeto de devoción. Justicia no es una cosa, ni una persona, ni siquiera es una idea; la justicia es una realidad, una realidad fácilmente quebrantable. Justicia es una condición del ser humano... Y ahora estoy en un nuevo pero más reducido club. Ahora no solo no tengo nada que ofrecerle al mundo, ahora no quiero ofrecerle nada. ¿Por qué? Tan sencillo como evitar echar el carbón para que la gran máquina de vapor se detenga. No quiero que la máquina siga girando en dirección contraria al sol, y nos siga adentrando más a la oscuridad.

Lo que Pierre llama justicia, no es la justicia que se encuentra en los juzgados. No hay un solo juzgado en toda Francia o en el mundo que imparta la justicia de Pierre: es la misma justicia que hablaban los hombres de 1789, la de los hombres libre e iguales, el lenguaje de la revolución.

Pero como siempre -más lamentos por parte de Pierre-, todo esto generó aún más problemas. Me sentía muy contento, el espíritu de mi juventud me hacía creer que construía un mundo nuevo... pero esta vez me engañó mi falta de experiencia. Lo único que puedo hacer es destruir, soy un maldito destructor. Hay algo que encontré muy interesante en las ideologías que profesan la libertad: el miedo a la palabra "control". Y como no puede controlar la revolución, sólo se puede destruir aquello que la evita. Es por ello que solo nos clasifican como utopía, pues nuestra justicia representa la crítica más fuerte que jamás podrás encontrar, pero está vacía de contenido y de propuestas. ¡Al menos nosotros tenemos el sincero descaro de reconocerlo!

Tendré que destruirlo todo- se escribió a sí mismo-, me dije a mi mismo. No importa cuanto me tome, no importa cuanto me odien, no importa cuanto me odie aquello que amo. ¿Pero de que se trata mi destrucción? ¿Armas, bombas y soldados? No, yo solo quiero destruir la mentira. La mentira que hace que el rico disfrute sus 3 comidas diarias, la mentira que trae al pobre falsas esperanzas. ¡Sí, esa mentira que hace del mundo un lugar soportable!... Algo verdaderamente cierto que dice la biblia, y quizás lo único cierto que salga en ella: "...la verdad os hará libre".

Pero verás, todavía no he llegado al problema, mentí. Sí hay cosas que me importan, me importa destruir aquello que amo. Es por ello que recurro a la misma lógica anterior: "Tan sencillo como evitar echar el carbón para que la gran máquina de vapor se detenga". Si no me acerco a nadie, no podré hacerle daño. Pero créeme cuando te digo, esa razón es más egoísta que altruista. Hasta el punto en que puedo decirte que la bondad no existe. Pero a esta le puedo agregar una razón más egoísta aún, así puedo evitar ser herido por los demás. ¡¿Que te puedo decir?! Soy un hombre sencillo

Pero algo cambió recientemente, quizás haya cambiado un poco mi frase "morimos solos... ", pero todo lo demás, céteris paribus, permaneció igual. ¿Que causó ese cambio tan repentino?... Yo mismo me hago una pregunta tonta, no se trata de qué, sino de ¿Quien? No voy a entrar en detalles ahora...-Pareciera que dentro de Pierre existiesen dos personas, pero no es locura, o quizás lo sea, pero es la forma a la que recurre Pierre para analizarse a sí mismo: se ataca así mismo-.
- ¿La amas?- se preguntó Pierre- Sí.
- ¿Cuanto las amas? -segunda pregunta- No la quiero menos de lo que yo me quiero a mi mismo, no la quiero más de lo que yo me quiero a mi mismo, la quiero como si de mi propia vida se tratara. Somos seres distintos, con visiones distintas del mundo, y quizás lo único que tengamos en común es que nos gusta un buen chocolate, pero aún así, la amo.
- ¿Sabes que le puedes hacer daño? -tercera pregunta- Sí, ya lo he hecho. Y no puedo prometer que no lo volveré a hacer, sería engañarla a ella y engañarme a mí mismo.
- ¿Sabes que ella también puede hacerte daño? -cuarta pregunta- Sí, lo sé. Partirme como un ramita si lo desea.
- ¿Y a pesar de ambas respuestas, aún así deseas continuar? -quinta pregunta, y una sonrisa adorna el rostro de Pierre- Sí.
- Bien -se respondió-. Bien -se confirmó otra vez.
- ¿Sabes que no lograrás lo que quieres? -sexta pregunta- Lo sé, pero ambos sabemos que luchar contra las probabilidades es lo que hace que sea más atractivo para mi. Sé que la comuna y la primavera acabarán pronto ante los designios de las llamas.
- ¿Sabes bien que no eres normal, y que no podrás jugar a serlo por mucho tiempo? -séptima pregunta- No tengo porqué pretender serlo.
- ¿Sabes que ahora sí tienes algo? -octava pregunta- Sí, ahora lo tengo.
- ¿Tienes miedo de perderlo? -novena pregunta- Sí, de todos los sentimientos el miedo es el más racional de todos. Pero valentía no significa ausencia de miedo, sino actuar a pesar del miedo...
- ¡¿Eso significa que ahora quieres ser feliz?!- décima y última pregunta- Sí, me he sentido muy positivo últimamente.

¡Imagínenselo, ahora tenemos a otro "quiere ser feliz" más en el club de los Desgraciados! Deséame suerte, querido diario...

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