¿Qué significan las Elecciones Parlamentarias en Venezuela?

El rostro de Diosdado Cabello, el segundo hombre fuerte del PSUV y presidente saliente de la Asamblea Nacional, lo dice todo.
Antes de las elecciones parlamentarias de Venezuela, no me había reído tanto de una paliza desde la que recibió Brasil de parte de Alemania en el Mundial de Fútbol 2014.

La oposición venezolana obtuvo 112 escaños en el Parlamento, lo cual es más del doble de lo que obtuvo el oficialismo (55 escaños). ¿Pero ésto que significa? El mensaje que envía la población al Gobierno Nacional parece ser claro: "Rectifica, porque lo estás haciendo mal y estamos dispuestos a votar por cualquier loco antes de que esto siga igual".

No necesariamente ahora la mayor parte de la población se encuentra del lado de la oposición, sino que incluso quienes se identifican como chavistas no están contentos con la situación socio-económica actual, y por lo tanto, votaron en contra o se abstuvieron de ir a votar. Esto quiere decir que pesar de todo el ventajismo, del cambio de las reglas electorales, de intensa y millonaria campaña electoral, inclusive, de los programas sociales que poseía el oficialismo, eso no les sirvió de nada para ganar votos. La población, probablemente, ha madurado y eso es positivo, ya que no puede ser comprada tan fácilmente, y más que una nevera o un televisor nuevo, prefiere una gestión eficiente, alguien que resuelva los problemas.

En las elecciones presidenciales de 2013, Nicolás Maduro ganó con apenas el 50,61% de los votos, que se traduce en 7.587.579 de votos. Como diría Chávez: una victoria pírrica. Y siendo tan mala la situación económica actual, se hacía evidente que el PSUV ("Partido Socialista Unido de Venezuela", partido del oficialismo) no podía tener más votos que esos obtenidos en 2013. Y así fue, obteniendo 5.599.025 votos (32.93% de los votos). Mientras tanto, la MUD ("Mesa de la Unidad Democrática", coalición de partidos de oposición), en las presidenciales de aquel entonces obtuvo 7.363.980 votos, y para las recientes parlamentarias obtuvo 7.707.422 votos  (56,2% de los votos), lo que significa un aumento de casi 400.000 votos. Analizando estas cifras, se podría inferir que algunos chavistas ejercieron el voto castigo, sin embargo, lo que castigó realmente al oficialismo fue la abstención entre sus filas, perdiendo casi 2 millones de votos desde la pasada elección presidencial. Sin embargo, el oficialismo sigue siendo una fuerza política muy importante, ya que los 5.599.025 de votos obtenidos por el PSUV son la base dura que votará siempre por el chavismo (al menos por ahora).

Aunque Maduro reconoció los resultados, tal y como había prometido antes de la campaña, el análisis realizado públicamente por el gobierno ha sido terrible y -seguramente- contraproducente para ellos mismos. El oficialismo ve la derrota como una victoria de la "guerra económica" y la manipulación de la derecha. Lo cual es una manera elegante de decir que la mayoría de la población es bruta e ignorante, lo cual no capta votos. La verdad es que, por primera vez, la oposición no tuvo que hacer nada para ganar. Su campaña a nivel mediático fue poca en comparación con la campaña oficialista, carecían de propuestas e, inclusive, escuché a personas de la oposición decir que votaron por un candidato cuyo nombre nunca habían escuchado. Como reconoció el mismo Henrique Capriles: la oposición no ganó por su propio mérito, ni por liderazgo, ni propuestas, sino porque el gobierno ha sido ineficiente en resolver los problemas de la gente(1).

A partir de este momento, el principal objetivo del gobierno debería ser resolver los problemas económicos y sociales que persisten en el país, de lo contrario, en los próximos años se verá el fin del chavismo como lo conocemos.

Sin embargo, el gobierno también gana algo con esta derrota, que no solamente es la capacidad de recapacitar y mejorar, sino que también la derrota demuestra, tanto a nivel interno como internacional, que respetan la democracia. De esta manera, se hacen más difíciles los procedimientos internacionales, tales como la Carta Democrática Interamericana y la propuesta de Mauricio Macri (recién estrenado presidente de Argentina) de aplicar la cláusula democrática del Mercosur (2). A nivel interno, la victoria relaja la tensión de las bases opositoras, y por lo tanto, menos propensas a protestar o tomar acciones de calle en contra del gobierno. Esto quiere decir que también hay perdedores dentro de la oposición: los que proponían las protestas -en lugar de las elecciones- como manera de salir del gobierno. Inclusive, los resultados demuestran a la oposición y al público internacional que el sistema electoral es fiable. De hecho, si yo fuera paranoico, diría que la victoria de la oposición fue un fraude provocado para mejorar la imagen del oficialismo... Pero no creo que ellos sean tan inteligentes para ello.

Con esto me adentro al futuro: para la oposición el haber ganado la Asamblea no quiere decir que pueden hacer lo que quieran. El oficialismo sigue en control de los demás poderes públicos. Las leyes que pretenda promover la oposición pueden ser vetadas por el Presidente o pueden ser declaradas inconstitucionales por parte de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). El mayor inconveniente para el oficialismo sería a la hora de la aprobación de presupuestos y créditos adicionales, así como una mayor contraloría y seguimiento de dicho dinero. También, lo más esperado pudiera ser que la Asamblea convoque un referendum revocatorio al Presidente, que pudiera ser para el año próximo, pero lo veo poco posible (Mi apuesta es para el año 2017). Para ello la oposición necesita un candidato claro, y no lo tiene. Pudiera ser Capriles nuevamente, pero pudiera no serlo. A la oposición le conviene pensar en reformas y no en sacar a Maduro, e inclusive, pudieran reformar o enmendar la Constitución para acortar el periodo presidencial. La oposición tampoco es un grupo homogéneo, y aunque los partidos opositores se hayan aliado en contra del PSUV, no quiere decir que estarán siempre de acuerdo en todos los temas, por lo cual muy seguramente ocurran muchas negociaciones y debates dentro de la oposición.

El miedo que tienen las bases duras del oficialismo es que la oposición pudiera eliminar los programas sociales y otros beneficios sociales que ha promovido Chávez, tales como las misiones. Si consideramos que la oposición son personas racionales, es poco probable que tomen medidas muy impopulares, debido al costo político que de ello vendrá. Si algún día la oposición quiere llegar al poder, saben que no pueden meterse con la misiones sociales y otros beneficios. Sin embargo, lo más probable es que incurran en medidas económicas que dejen contentas a las empresas y a la vez no le hagan perder votos. En el último año el gobierno nacional tomó medidas no muy populares, tales como la Operación de Liberación del Pueblo, llamadas OLP, que son peligrosas operaciones policiales dentro de los barrios que recuerdan a las antiguas operaciones policiales donde se violaban los derechos humanos; la deportación y satanización de colombianos en la frontera; el cierre de la frontera con Colombia que afectó la actividad económica en la frontera; inclusive, la minimización del problema económico con comentarios tales como "hacer cola es muy sabroso" o "no hay papel higiénico, pero hay patria", todo ello le pasó factura al oficialismo.

En lo personal, de fondo, ganase quien ganase, es lo mismo. Siempre he visto a la oposición y oficialismo como 2 caras de la misma moneda. La diferencia es que te joden con cosas distintas, pero te van joder igual.

Notas:
1) Telesur. "Derecha reconoce que la MUD no resolverá la situación económica". Disponible por aquí
2) El Universal. "Macri solicitará en Mercosur aplicar cláusula democrática contra Venezuela". Disponible por aquí

Comentarios