Todo es una conspiración


Los venezolan@s se han conseguido un nuevo deporte nacional. Ya no es el béisbol, ni mucho menos el fútbol, sino encontrar conspiraciones en todos lados. Algo podemos concluir de esa creciente conspiranoia: la crisis política y la desconfianza que tienen los venezolan@s de las instituciones y los actores políticos.

Para los partidarios del oficialismo, se menciona mucho a la CIA y el imperio, donde todo es un supuesto plan orquestado desde el extranjero para desestabilizar al gobierno. ¿La Fiscal General se queja y acusa al gobierno de ser una dictadura? Sip, un plan orquestado por el Imperio para desestabilizar al gobierno nacional. 

Por el otro lado, en el caso de la oposición, la situación es bastante parecida pero con otros actores: todo es un plan del gobierno venezolano y el G2 cubano para implantar el comunismo en el país. ¿La Fiscal General se queja y acusa al gobierno de ser una dictadura? Sip, un plan orquestado por el G2 cubano para desestabilizar la unidad de la oposición e instalar el comunismo.

Así de sencillo, un mismo hecho, puede tener dos teorías conspirativas contradictorias entre sí. ¿Por qué?

En primer lugar, recordemos al filósofo Karl Popper, probablemente la primera persona que empleó el término “teoría de la conspiración”. El planteaba que esta visión, en la que todo lo que sucede en la sociedad es resultado de los designios directos de algunos individuos o grupos, es fruto de la secularización de las supersticiones religiosas. “El lugar de los dioses del Olimpo de Homero, lo ocupan ahora los Sabios de Sión, los monopolistas, los capitalistas o los imperialistas”, escribía Popper.

Al igual que ocurre con la religión, la incertidumbre y la impotencia que sentimos sobre el mundo que nos rodea, nos empuja a creer en cualquier idea que nos arroje certidumbre e ilusión de control, aunque sea la más alocada idea conspirativa.

Y, otra vez que la religión, eso también tiene otro componente intrínsecamente relacionado con la falta de información de la que dispone la gente. Tenemos a un gobierno venezolano que es poco transparente ante lo que es su gestión (no se publica cifras de casi nada, ni siquiera cifras económicas), y tenemos a una oposición que es poco transparente en cuanto a su agenda política en caso de llegar al poder. Hay un hambre de conocimiento y la gente está dispuesta a llenar ese estómago con la primera idea loca que se cruce en su camino.

En todos los países existen teorías conspirativas, desde EE.UU a la Argentina, pasando por Europa hasta Australia. Pero en algunos más que en otros, y dado el contexto actual por la que atraviesa Venezuela, las teorías conspirativas se extraen en cantidades mayores que el petróleo, por lo cual vale la pena mencionar un último factor que incide en las teorías conspirativas: la desconfianza en la autoridad. Pero de autoridad no sólo hablamos de los líderes del oficialismo, también hablamos de los líderes de la oposición. El venezolan@ promedio no cree en los discursos de los políticos, bien sea del gobierno o de la oposición, e intenta racionalizar el mundo que le rodea con cualquier otra idea que ratifique propia concepción del mundo, llenando a su vez ese vacío de conocimiento y llenándonos de certidumbre.

Para resolver un poco este problema traigo a colación la famosa Navaja de Occam, que dice que: "En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable". Por ejemplo, si yo vivo en una ciudad del continente americano, y escucho afuera a un ser que relincha, ¿Qué podría ser? ¿Un caballo o una cebra? No es imposible que sea una cebra, pero si es muy, pero muy poco probable que lo sea.

Aunque el mundo es, sin duda, bastante complejo, muchas veces las razones y explicaciones son bastante simples. No creas en todo lo que ves, lees o escuchas, por muy elaborado que sea.

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